En 1905, tras el domingo sangriento se producían en todo el territorio ruso revueltas campesinas y huelgas en las fábricas. El malestar popular hacia la dictadura zarista era evidente y visible. En las fuerzas armadas formadas por jóvenes obligados al servicio militar, el descontento no es menor. Al igual que en los pueblos o fábricas se crean comités para organizar la lucha contra el zarismo, estos comités llegan al ejército.
El desprecio con el que los oficiales zaristas trataban a la tropa era insoportable. Aquel 14 de junio de 1905, el acorazado Potemkin se encontraba en alta mar cuando los mandos del buque pretenden obligar a la tropa a comer carne podrida e infestada de gusanos. Ante la negativa de la tripulación a semejante humillación responden los mandos con amenazas. La tensión va subiendo hasta el punto de que la tropa decide pasar de las palabras a los hechos: Se produce un tiroteo en el que algunos oficiales caen abatidos, otros son arrojados por la borda.
A partir de ese momento la dirección del buque de guerra pertenece a los marineros. Se nombra una comisión para dirigir el barco, se rinden honores a los rebeldes caídos en el tiroteo y se iza la bandera roja. Por la noche el barco atraca en Odessa, en donde se está llevando a cabo una huelga general. Allí sería donde se celebraría el funeral al líder de la rebelión Vakulenchuk, el pueblo rendía homenaje a los héroes del Potemkin.
La respuesta de las autoridades zaristas fue el envío de buques para acabar con el Potemkin. La solidaridad de los soldados de estos barcos hace que la tripulación se niegue a obedecer las ordenes de disparar contra el Potemkin. Los víveres y el combustible escasean en el acorazado, por lo que se decide poner rumbo a Rumanía en donde la tripulación abandona definitivamente el buque.
Esta rebelión supuso un importante golpe contra el zarismo. Aquel 1905 suponía el inicio de una revolución que culminaría en Octubre de 1917. Se demostraba por la vía de los hechos que el poder lo tenía el pueblo, y que las humillaciones del Zar hacia su pueblo tenían el tiempo contado. En 1925, el legendario director Serguei Eisenstein llevaría esta historia al cine, naciendo así una obra maestra de la cinematografía.
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