domingo, 25 de octubre de 2015

Siria, el gran aliado soviético en Oriente Medio


Siria, el país que se asienta al oeste del Éufrates, se libró de la ocupación colonial francesa y británica en 1956. Ese mismo año, la URSS establece relaciones con el gobierno sirio enviando al Ministro de exteriores, Dmitri Shepílov. La amistad entre la Unión Soviética y Siria nace prácticamente a la vez que ésta se independiza.

La cooperación entre Siria y la URSS se intensifica tras la llegada al poder en 1963 del Partido Baath, un partido panarabista que busca la unidad del mundo árabe desde el nacionalismo, el laicismo y el socialismo. Este partido tenía el objetivo de emancipar a los pueblos árabes, por encima de diferencias religiosas. Fue inicialmente importante en el desarrollo del Egipto de Nasser, Iraq o la propia Siria.
Reunión de los Jefes de Estado de la URSS y Siria
En las décadas de los 60 y 70, la Unión soviética contribuyó fundamentalmente a la creación de una industria nacional en Siria, que sustituyera a las importaciones. La URSS suministró bienes de equipo, ingenieros, científicos etc. La cooperación soviética en el desarrollo de la industria petrolera fue clave para la economía siria, al igual que la construcción de vías ferroviarias y avances en la agricultura. A la vez, miles de sirios se capacitaban y formaban en universidades y academias soviéticas. La Unión Soviética formó a unos 70.000 cuadros técnicos, civiles y militares, que supuso un avance bastante importante para un país como Siria.

Se crearon empresas mixtas. Se calcula que casi un 10% de la población siria trabajaba en una de estas empresas. La URSS participó activamente en la construcción de la central hidroeléctrica del Éufrates, siendo la más importante obra civil de aquel momento.

Pero Siria debía garantizar su soberanía y es ahí donde entra en juego la cooperación militar. La URSS envió centenares de instructores militares, armamento, medios electrónicos etc. Se calcula que unos 16.000 militares soviéticos sirvieron en Siria.
Central Hidroeléctrica del Éufrates
La política en todo oriente medio estuvo marcada desde el nacimiento de Israel, por la amenaza sionista y los enfrentamientos entre árabes e israelíes. La URSS ayudó en todo momento a Siria a nivel diplomático y militar. Durante la Guerra de los seis días en 1967 o enfrentamientos con Israel en el Líbano, la URSS prestó una inestimable cooperación. La URSS controlaba el espacio aéreo de Siria y le fue entregado un puerto en la ciudad de Tartús, que permitía a la flota soviética tener presencia en el Mediterráneo. Aún a día de hoy, es fácil encontrar en Siria armamento soviético de los años 60 y 70.

En 1978, Siria e Israel confrontaron en el Líbano. Israel atacó el territorio libanés en busca de soldados palestinos. Era una operación en la que se preveía un avance rápido de los blindados isrelíes, que controlarían rápidamente el Líbano para poner en marcha toda una cacería de palestinos. El Ejército Sirio, con expedicionarios soviéticos, plantó cara en el Líbano al invasor.

Hafed Al Asad, Presidente Sirio escuchando a asesor militar soviético
La formalización de la cooperación se materializó en 1980, cuando ambos gobiernos firman el Tratado de Amistad y Cooperación entre la URSS y Siria, en virtud del cual la Unión Soviética se compromete a la defensa de Siria en caso de ser atacada por un tercero. Aquel Tratado demuestra la importancia estratégica de Siria para la URSS, estableciéndose unas relaciones equivalentes a las que la URSS pudiera tener con Polonia, Checoslovaquia o la Alemania Democrática.

Gracias a la cooperación con la URSS, Siria envió al espacio a uno de sus ciudadanos en 1987 en el marco de un proyecto de cooperación científica. Muhamed Faris, se convertía así en el primer sirio en estar en el cosmos. Durante su estancia en la estación Mir, fotografió el desierto sirio y el río Éufrates con ánimo de ayudar al desarrollo agrícola de su país.

Hoy, sin la existencia de la Unión Soviética, la situación en Siria es mucho más complicada y penosa. Es un país sumido en una guerra civil, en donde Siria tiene que hacer frente a un elevado número de grupos terroristas islamistas, apoyados por potencias imperialistas. Tras cuatro años de Guerra, el legítimo gobierno sirio solicitó ayuda militar a Rusia. Rusia, conforme a la legalidad internacional y al Tratado que une a ambos países, está prestando una valiosísima ayuda a la causa Siria contra el terrorismo.

domingo, 4 de octubre de 2015

Bolcheviques, enemigos del analfabetismo

Tras la Revolución de Octubre, los trabajadores se encargaron de la gestión de las empresas y de crear la administración del poder soviético. Las cadenas del zarismo y del Antiguo Régimen se habían roto, pero tocaba construir una nueva sociedad. Uno de los grandes problemas que tenía la clase obrera rusa para realizar la misión, era el analfabetismo. Grandes masas de trabajadores y trabajadoras no tenían ningún tipo de instrucción, pues habían sido concebidos como mera mano de obra a la que explotar y sacar rendimiento. En una sociedad atrasada técnicamente, los desposeídos no tenían más opción que trabajar en el campo o en la fábrica, sin posibilidad de aprender siquiera a leer. Esta lacra se acentuaba en las zonas rurales, especialmente entre las mujeres. 

Para la construcción del poder soviético era indispensable que trabajadores y trabajadoras adquirieran una mínima cultura, pues la obra que tenían por delante así lo necesitaba. Un pueblo analfabeto es un pueblo esclavo, y eso debía desaparecer. Según estadísticas militares de la época, en 1917 existía una tasa de analfabetismo del 30% en ciudades, y un 65% en áreas rurales. Lenin cita un 73% de analfabetismo entre la población adulta de Rusia, siendo las zonas no rusas aún más golpeadas por el analfabetismo. El fomento de la cultura, la instrucción y la ciencia siempre estuvo enfrente del zarismo, la desigualdad, la imposición de la iglesia, el maltrato a la mujer, el enfrentamiento entre pueblos y el salvajismo.
Los bolcheviques crearon el Comisariado de Instrucción pública, dirigido por Lunacharsky, magnífico conocedor de la literatura y el arte. Junto a él están pedagogos como N. Krupskaya y otros viejos profesores de filiación bolchevique. Su misión era crear un nuevo sistema educativo. Lo primero que hizo el Comisariado fue un llamamiento en el que se exponía en primer lugar la necesidad de erradicar el analfabetismo. También se hablaba de la necesidad de crear una escuela única, fomentar la educación para adultos e integrar a los mejores pedagogos para este nuevo tipo de educación.

La ortografía rusa fue modicada con el fin de simplificar su aprendizaje, se estableció la gratuidad de la enseñanza, se expulsó a la religión de la escuela, se acabó con la segregación de sexos, etcétera. En 1918 se firma un decreto para facilitar el acceso de los obreros y obreras a la enseñanza superior. Se inauguraron universidades e institutos técnicos.
En mayo de 1919, se celebra el primer congreso de educación de adultos, en donde se va perfilando lo que será el programa de alfabetización. El 26 de diciembre de 1919, el gobierno soviético emite un decreto "para la eliminación del analfabetismo en todo el país". Desde ese momento, las personas de entre 8 y 50 años que no supieran leer, tenían la obligación de aprender a leer y escribir en ruso o en cualquiera de las otras lenguas reconocidas. La erradicación del analfabetismo era visto como una condición imprescindible para la participación consciente de las personas en la vida política, económica y cultural.

Dependiente del Comisariado de Instrucción, se crea la comisión que dirigiría el programa "Likbez", cuyo nombre es el acrónimo de "liquidación del analfabetismo". Esta comisión organizó cursos, consiguió recursos, aulas, editó libros de texto etc. El objetivo tenía que ser cumplido en la mayor brevedad posible, pero las difíciles condiciones, tales como la situación económica y la guerra civil, hicieron que el programa no cumpliera con la inmediatez esperada.
En el año 1939, cerca del 90% de la población estaba alfabetizada. Posteriormente el analfabetismo fue erradicado. En la URSS, se podía estudiar sin importar que fueras hijo de ingenieros o de campesinos, y esto era ciencia ficción antes de 1917. Un país de más de 10.000 kilómetros de longitud, con 90 millones de personas dispersas en el territorio, se había propuesto que todos sus habitantes tuvieran acceso a la cultura. Aquello parecía una fantasía en 1919, y la URSS lo consiguió como se consiguen  las metas que son justas. Millones y millones de personas adultas analfabetas pudieron leer periódicos, escribir cartas o dirigir fábricas.
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