martes, 21 de enero de 2014

90 años de la muerte de un revolucionario. V.I.U.Lenin

Vladimir Ilich Ulyanov fallecía en Gorki a las 19:00 del 21 de enero de 1924. El altísimo ritmo de trabajo en los momentos más cruciales de la historia rusa habían pasado factura en la salud de Lenin. Las jornadas de trabajo interminables, el estrés, el insomnio y los dolores de cabeza le acompañaron en aquellos momentos en los que dirigió Rusia. Pero lo que más afectó a su salud, fue la bala que tenía alojada en el cuello desde el atentado que sufrió en 1918.

Desde 1921 se alojaba en una dacha en Gorki. Desde allí podía llevar una vida más sosegada, aunque jamás se desentendió de sus labores de Estado. Su estado fue empeorando. Así, llegaría hasta el 21 de enero de 1924.
La noticia conmocionó a toda Rusia. Miles de personas querían darle el último adiós. En aquellos dolorosos días, miles de trabajadores pidieron la afiliación al Partido de Lenin. En las empresas se producían paros cortos en señal de duelo y respeto, mientras los trabajadores prometían seguir fieles a Lenin. Los mitines para recordar a Vladimir se sucedían en todas las poblaciones rusas, e incluso en los países capitalistas los trabajadores y sindicatos organizaron reuniones para recordar al revolucionario que acababa de fallecer. El Comité Central del Partido Comunista de Rusia aprobaba la siguiente resolución:

"Para todo el Partido y para todos los trabajadores:

El 21 de enero terminó la vida del camarada Lenin

Un hombre que fundó nuestro Partido de acero, que lo construyó año tras año, lo dirigió bajo los golpes del zarismo, lo fue entrenando y templando en una lucha furiosa contra los enemigos de la clase obrera. Bajo su liderazgo cayeron muertos los bolcheviques que combatieron en 1905. Retirado por la reacción zarista, continuó luchando a la vanguardia de la lucha contra la autocracia, logró exponer y romper la dominación ideológica de los mencheviques y los eseristas. Murieron en la batalla por el liderazgo de nuestro Partido, envueltos en pólvora, la mano poderosa izó la bandera roja de Octubre por todo el país, barrieron la resistencia del enemigo adoptando la disciplina de trabajo de la época zarista.

Murió el fundador de la Internacional Comunista, el líder del comunismo mundial, el amor y el orgullo del proletariado internacional, la bandera de los oprimidos, la cabeza del Estado de los obreros de Rusia.

Desde Marx, nunca antes en la historia ha habido una figura tan gigantesca como nuestro difunto líder, maestro y amigo. Todo lo que está en la clase obrera grande y heróica; valiente, de acero, terco, con voluntad indomable, el odio a la esclavitud y a la opresión, la pasión revolucionaria que mueve las montañas, la fe ilimitada en el poder creador de las masas, el genio de la organización... Todo eso está plasmado en Lenin, cuyo nombre se ha transformado en símbolo de nuevo mundo, de Norte a Sur y de Este a Oeste.

Lenin pudo predecir inmensas fracturas históricas y al mismo tiempo tener en cuenta el uso de cada pequeño detalle. Sabía cuando atacar encarnizadamente y cuando retirarse para preparar una nueva ofensiva. Sabía que no hay fórmulas congeladas. Era un líder nato del ejército proletario, un genio de la clase obrera.

Al tesoro del marxismo, Lenin hizo no pocas contribuciones. La doctrina del poder obrero, la alianza entre obreros y campesinos, la cuestión nacional y colonial y finalmente sus enseñanzas sobre el papel y la naturaleza del Partido. Toda su vida, desde su inicio hasta el último aliento consciente, se la dedicó a la clase obrera. Nunca hubo un hombre tan dedicado a esa causa. Jamás hubo una persona con un sentido de la responsabilidad como el que tuvo él. Su sed de trabajo imparable acabó para siempre con este cuerpo y con la vida de nuestro Ilich.

Pero la muerte física en este caso no supone la muerte. Lenin vive en cada alma de cada militante de nuestro Partido. Cada militante de nuestro Partido es una parte de Lenin. Todo nuestro Partido es la encarnación colectiva de Lenin.

Lenin vive en el corazón de cada trabajador honesto
Lenin vive en el corazón de cada pobre campesino
Lenin vive en los millones de esclavos coloniales
Lenin vive en el odio al leninismo, al comunismo y al bolchevismo por parte de nuestros enemigos.

Se ha ido de nuestro lado para siempre nuestro compañero incomparable. Y seguimos sin miedo. Dejen que nuestros enemigos se alegren de nuestra pérdida. Ellos no saben lo que es nuestro Partido. Creen que nuestro Partido se derrumbará, pero seguirá adelante porque ha sido forjado con el hierro leninista, porque ha sido entrenado en la batalla y por todo lo que Lenin nos enseñó.

Estamos con el pie firme en la tierra, el único país regido por los trabajadores que mira audazmente hacia el futuro. Nos enfrentamos a un combate contra el capital y no hay poder en la tierra capaz de impedir nuestra victoria final. Esta victoria es el mejor homenaje al camarada Lenin, al amigo Ilich.

¡Viva la victoria de nuestro Partido!
¡Viva la clase obrera!"
Miles de trabajadores despidieron al líder de la Revolución de Octubre

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