martes, 9 de mayo de 2017

9 de mayo, una celebración merecida

En 1941 la Alemania nazi invadía el territorio soviético en junio. Era la denominada operación Barbarroja, una planificada y estudiada preparación durante meses, sumado a la imponente tecnología de guerra alemana, daría como resultado una rápida victoria para los nazis.

En los primeros días de guerra los soviéticos dieron su primera muestra de heroísmo en la Fortaleza de Brest, donde 3.500 soviéticos fueron cercados y resistieron durante 28 días. Prefirieron la muerte antes que rendirse a los hitlerianos. Entre Septiembre de 1941 y abril de 1942, los fascistas intentaban sin éxito tomar Moscú. Sería la primera derrota alemana. El recuerdo de Madrid en 1936 y el "no pasarán" resonaba en las calles de Moscú y en la mente de sus defensores. En la batalla por Moscú los alemanes perdieron 500.000 soldados, 1.300 tanques, 2.500 cañones y 15.000 camiones.
Leningrado, la ciudad de las dos revoluciones, fue cercada el 10 de julio de 1941 hasta el 10 de agosto de 1944. El hambre y la enfermedad golpearon duramente a los habitantes y defensores de Leningrado. Más de 1000 días de cerco sufrió la ciudad. Murieron de hambre 900.000 personas debido al criminal bloqueo de la ciudad. Alemania perdió 50 divisiones en el intento de tomar la ciudad, cosa que no consiguió jamás.

Entre el 17 de julio de 1942 y el 2 de febrero de 1943 tuvo lugar la infernal batalla de Stalingrado. En una ciudad reducida a escombros e inundada por el frío, el Ejército alemán sufrió la derrota que cambiaría el curso de la guerra. Inolvidable sería el francotirador Vassili Zaitsev que con su Mossin Nagant enviaría al infierno a 225 nazis. Como inolvidable fue el ejemplo de Rubén Ruiz Ibárruri, caído mientras cubría la retirada de su regimiento. Se derramaba así sangre española en Stalingrado. Los alemanes perdieron millón y medio de soldados en Stalingrado.
En la retaguardia las fábricas producían a pleno rendimiento. Trabajar en una fábrica era también un puesto de combate. Sólo en 1942 salieron de las fábricas soviéticas 25.000 aviones, 24.000 tanques, 57.000 cañones y 125.000 morteros. En las llanuras de Kursk se producía la mayor batalla de tanques de la historia. Los partisanos actuaban de forma coordinada en la retaguardia infringiendo importantes golpes en las infraestructuras alemanas. En Kursk, en un sólo día el ejército alemán perdió 350 tanques. A partir de Kursk (verano de 1943), la Unión Soviética conseguía una ventajosa superioridad aérea. En Kursk el ejército Rojo destrozó 30 divisiones alemanas y abatió a 500.000 soldados y oficiales alemanes.

Entre 20 y 26 millones de vidas soviéticas costó la victoria frente al fascismo. Fueron destruidas 32.000 empresas industriales, 4000 estaciones de tren, 65.000 km de ferrocarril, 13.000 puentes, 1.200.000 viviendas urbanas y 3.500.000 viviendas rurales. Museos, escuelas, hospitales, bibliotecas y teatros fueron destruidos. Ningún país ha tenido jamás pérdidas semejantes en la historia universal. Esas pérdidas no podrán compensarse jamás.
La última operación del Ejército Rojo, bajo el mando del General Zhukov, consiguió tomar Berlín. Hitler se suicidó, la bandera roja ondeó en el Reichstag y el 8 de mayo a las 23 horas (hora de Europa central) se firmaba la rendición incondicional alemana. La celebración en cada lugar de la Unión Soviética estaba más que merecida.

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